Un largo viaje de más de 30 horas desde Beirut, con escala en Fráncfort y Buenos Aires, terminó ayer para las cinco familias sirias refugiadas en el Líbano, que arribaron a Uruguay para iniciar una nueva vida.
Un total de 42 personas, 33 de ellas niños, son parte de uno de los dos grupos seleccionados por el gobierno uruguayo y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) para reasentarse en tierra uruguaya, un plan lanzado hace unos meses por el presidente José Mujica y que convierte a Uruguay en el primer país latinoamericano en acoger a refugiados sirios.
Tras su llegada al aeropuerto internacional de Carrasco hacia las 11:40 a. m. (hora local), en un avión de Air France, las familias fueron trasladadas, bajo fuertes medidas de seguridad, a la Base Aérea Número 1, donde fueron recibidas por el propio Mujica y el ministro de Relaciones Exteriores, Luis Almagro, entre otras autoridades.
“Hoy es un día histórico porque retornamos al Uruguay que es capaz de dar soluciones, de proponer soluciones humanitarias a los grandes temas globales, a las grandes crisis globales”, aseguró Almagro en diálogo con periodistas.
A las afueras de la base aérea, en un raro día gris de primavera, también se encontraba una familia de uruguayos que decidieron ir a “dar la bienvenida” a los sirios.
“Yo estoy alucinada, me encanta esta idea. Me parece genial que se integre a la gente que necesita, que se les dé un lugar. Estoy harta de escuchar cosas sobre el egoísmo, de que todo es para mí, y los demás que se manejen”, dijo Miryam Itriago, una montevideana que, con banderas uruguayas, esperaba dar un saludo a los recién llegados.
Los núcleos familiares que llegaron a Uruguay, en un viaje coordinado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), son numerosos. Uno de ellos es una pareja con diez hijos; un matrimonio joven con cuatro hijos pequeños; una familia de catorce integrantes, compuesta por un matrimonio y doce hijos desde adultos hasta escolares.
También una familia de cuatro integrantes y otra de seis, con una mujer viuda y cinco hijos.
Se espera que en febrero próximo llegue el segundo contingente, compuesto por unas 80 personas.
Las familias fueron trasladadas en dos buses con vidrios polarizados de la Policía Nacional uruguaya hacia la casa San José de los Hermanos Maristas, una congregación católica de Uruguay, ubicada a 40 kilómetros de Montevideo, donde estarán por un periodo entre seis y ocho semanas.
El secretario de Derechos Humanos de la Presidencia, Javier Miranda, quien los acompañó durante todo el viaje, aseguró que muchos refugiados expresaron “un poco de ansiedad, y otros estaban muy contentos. Son emociones de seres humanos que de alguna manera están retomando un proyecto de vida”.
El canciller Almagro bromeó con los periodistas al decir que “en muchos chicos hay una esperanza de hacer una carrera futbolística”, a lo que Miranda contestó que “incluso algunos ya tenían la camiseta de (Luis) Suárez, como corresponde”.
Hogar definitivo
Según el plan del gobierno en los próximos días, todo el grupo empezará a recibir clases de español intensivo.
Luego, grupos de máximo dos familias –para no fomentar las colonias– serán realojados en zonas en la periferia de Montevideo para que, por un lado, no tengan el agobio de la capital y, por el otro, puedan insertarse en la sociedad a través del trabajo rural, indicó la Secretaría de Derechos Humanos.
Cuatro de las cinco familias ya cuentan con un plan de vivienda para su residencia definitiva, gestionado por el gobierno uruguayo, que trabaja para conseguir el alojamiento de la restante.
En cuanto a la educación, todos los niños y adolescentes irán a escuela pública, en un principio “solo como parte de una inserción social, no de educación formal”, explicó Miranda. A partir de marzo entrarán en el ciclo regular escolar y contarán con un computador personal para sus actividades.
Acnur invita a países latinoamericanos a que imiten el ejemplo dado por Uruguay
.El representante regional de Acnur, José Samaniego, celebró la iniciativa uruguaya e instó a los demás países de América Latina a reactivar la solidaridad en esta situación mundial caótica.
“Esperamos que otros países se sumen a esta iniciativa de Uruguay para organizar programas de reasentamiento de familias sirias. Hasta el momento solo tenemos un programa de visas humanitarias”, indicó Samaniego.
Fuente: El Tiempo





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