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Un oasis marino cerca de Rosarito

Con el fin de crear un arrecife artificial para incrementar la diversidad marina y promover el buceo en Baja California, se proyectó el Parque Submarino en Rosarito, una iniciativa que comenzó a gestarse hace 10 años.

Para ello, se requirió la ayuda de buzos e investigadores de distintas disciplinas. A tres años de su hundimiento, la patrulla oceánica Uribe 121 alberga hoy más de 70 especies marinas, dándoles hogar y refugio contra depredadores y convirtiéndose en un fuerte atractivo turístico.

En este proyecto, desarrollado por la Asociación de Buzos de Baja California, colaboraron instituciones educativas y organismos empresariales como el Consejo Consultivo de Desarrollo Económico de Playas de Rosarito (Ccder), el Consejo Económico de Tijuana (CDT), el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y el gobierno de Baja California.

Por el Cicese participaron Victoria Díaz Castañeda, investigadora del Departamento de Ecología Marina y Luis Gustavo Álvarez, del Departamento de Oceanografía Física.

Proyecto múltiple
El parque submarino constará de cuatro secciones:

1) Cementerio de barcos, en esta sección se busca hundir otras tres embarcaciones; aquí es donde se encuentra la patrulla oceánica Uribe 121

2) Atlántida prehispánica, donde se encontrarán reproducciones de pirámides y monolitos prehispánicos

3) Zona en homenaje al Titanic, donde se colocarán deshechos de barcos como cadenas, escalinatas y otros,

4) Jardín escultórico.

Como parte del proyecto se trabaja en el Museo de Sitio del Arrecife (Mussar), inspirado en los diseños arquitectónicos de los barcos y bosques de macroalgas. Este museo contará con tres niveles para exposición, y el cuarto nivel será utilizado como centro de monitoreo del parque submarino.

El arquitecto Francisco Ussel, director de la Asociación de Buzos en Baja California, comentó sobre el proyecto: “Comenzó siendo como una aventura de un grupo de buzos, únicamente para divertirnos. La idea era inmergir un arrecife artificial principalmente con fines de buceo. Después se empezó a convertir en un asunto formal; eso nos ha llevado al proceso en el que estamos actualmente”.

Los arrecifes artificiales son estructuras que los seres humanos sumergen en el mar, permitiendo la llegada de diversos organismos y especies pues crea un ecosistema que les brinda alimento y refugio contra depredadores. Contribuyen a la supervivencia de los ecosistemas mediante el aumento de la producción de alimentos disponibles para las diferentes especies; representa un atractivo turístico importante para la pesca y los amantes del buceo; sirven como laboratorios de campo científico y pueden contribuir a la recuperación de los bosques de macroalgas.

La estructura ideal para iniciar el parque submarino fue la patrulla oceánica Uribe 121, donada en 2015 por la Secretaría de Marina. Esta embarcación se colocó a 29 metros de profundidad en la bahía El Descanso, cerca de Rosarito, Baja California. Durante los tres años que la patrulla oceánica ha permanecido hundida, la investigadora Victoria Díaz ha dado seguimiento a los estudios de colonización.


El Uribe 121

Antes de hundir la patrulla (21 de noviembre de 2015) pasó por un proceso de limpieza. Se retiraron piezas del casco con las que se fabricaron alrededor de 100 placas de acero de 15 por 15 centímetros para ser colocadas a 12 y 27 metros de profundidad suspendidas por una cuerda, en una especie de tendedero. Este diseño permite estudiar el proceso de colonización; esto es, saber qué especies serían las primeras en colonizar y analizar la sucesión ecológica (progresivo aumento de especies, desaparición de algunas e incremento de las interacciones bióticas). Inicialmente se comparó el casco del Uribe con las placas de acero, posteriormente se colocaron placas de distintos materiales como PVC y terracota, siendo estas últimas las que han mostrado los mejores resultados siendo colonizadas más rápidamente por un mayor número de especies.

Con el fin de analizar adecuadamente la secuencia de colonización bentónica, las placas experimentales se recuperan inicialmente a los 10 y luego 15 días para posteriormente colectarse mensualmente durante aproximadamente un año. Paralelamente se realizaron estudios de zonas del casco que son raspadas en áreas equivalentes a las placas. Existen diferentes factores que pueden ayudar a determinar qué especies y organismos se establecerán en el arrecife. Una de ellas es el tiempo, por lo que es importante tomar en cuenta la época del año en el que se sumerge un sustrato para colonizar.

“La mayoría de los organismos marinos que llegan a las placas tienen un ciclo de vida bifásico; es decir, primero están como larvas en el plancton para después reclutarse al bentos (sustrato en el fondo marino). Si se pone en determinada época del año probablemente sean más abundantes unas especies colonizadoras o pioneras que otras, y son ellas las que llevarán inicialmente cierta ventaja”, señaló Victoria Díaz.

En las placas se adhirieron microalgas, bacterias y diatomeas en las primeras horas y días, lo que resulta importante para formar el “biofilm”, ya que sin él no pueden asentarse los organismos. Gran parte de los colonizadores llegan como larvas que al encontrar un sustrato apropiado se asientan, llevan a cabo la metamorfosis y se convierten en animales asociados al fondo marino (bentos).

Entre los primeros colonizadores de las placas dominaron crustáceos anfípodos (Caprellidae, Ischyroceridae), briozoarios y macroalgas, mientras que en el casco del barco (inmergido 4 meses antes que las placas) se observaron briozoarios, hidroides del género Ectopleura, macroalgas y el molusco Hermisenda crassicornis.

En la última salida de buceo se pudieron encontrar especies de peces como el garibaldi, la vieja y cardúmenes rodeando el arrecife artificial.

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